Nada dura para siempre. Al igual que los humanos vivimos sólo una vez, los aparatos de radiología tampoco son eternos. Se desgastan, caducan o simplemente se ‘rompen’ de tanto usarlos. Pero, ¿adónde va a parar después tanta tecnología? ¿Se recicla o se carcome en los grandes contenedores?
La respuesta que da el doctor Ginés Madrid, responsable de Asuntos Profesionales de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) es clara: «Un equipo de Rayos X no se puede llevar al desguace cuando ya no sirve. Hay que darlo de baja y ponerlo en manos de empresas especializadas por el Consejo de Seguridad Nuclear«. Asegura, además, que todo el equipamiento radiológico tiene un sólido soporte normativo y legal en todos los países desarrollados. «La Radiología es la más amplia de Europa, con más de 40 decretos, normas e instrucciones que proceden tanto nuestro ordenamiento jurídico como de la trasposición de la legislación europea», afirma.
El experto explica que cuando un aparato finaliza su vida útil hay que «controlarlo» y evitar que pueda ser utilizado en un mercado ilegal y fraudulento, como asegura, solía ocurrir hace años. «Los equipos tienen que ser dados de baja por parte de quien los adquirió y utilizó», asevera. Todos los datos quedan registrados en los Departamentos de Industria de las Comunidades Autónomas, en el registro de instalaciones sanitarias de los Servicios de Salud y en el Congreso de Seguridad Nuclear. Añade además, que los controles son muy rigurosos y las infracciones están muy «perseguidas», tanto con multas como con retirada de licencias. «Cada aparato tiene su propio historial», matiza el doctor.
¿Cuánto dura es la vida de un apartado de Rayos X?
Con todo lo expuesto anteriormente, falta concretar: ¿Cuántos años vive (en este caso) un aparato de radiología? Ginés Madrid mantiene que es una cuestión difícil de responder ya que depende sobre todo, de tres aspectos: del mantenimiento y cuidado con el que se haya usado a lo largo del tiempo, de la carga de trabajo que haya soportado y de las características de sus componentes, si son mecánicos o electrónicos. Éstos últimos «tienen una vida más larga», indica. Por otro lado, cuando los equipos soportan cargas de trabajo altas (doble o triple turnos de trabajo) el deterioro es, por tanto, más acusado.
Otro aspecto que el doctor quiere recalcar y que cada vez hay que tener más en cuenta es la llamada obsolescencia tecnológica. Esto es, explica, la continua y permanente carrera que tiene el sector de la electromedicina por desarrollar nuevos y mejores equipos cada día que ofrecen ventajas sobre, por ejemplo, el diagnóstico de enfermedades pero, «otros no brindan ventajas de interés».
Por tanto, para equilibrar los intereses comerciales de las multinacionales y la seguridad de los pacientes y los profesionales actúan las Agencias Estatales de Evaluación de Tecnología, cuyo cometido, manifiesta el experto, es estudiar la evidencia científica del beneficio de los nuevos desarrollos.
A pesar de todo esto, «existen recomendaciones generales que establecen dos grupos de equipos», señala. Por un lado los generales, que son los equipos básicos de radiología general con componentes esenciales que evolucionan más lentamente. Éstos tienen una vida media que puede oscilar, tal como apunta el especialista, entre 10 y 15 años. Por otro lado están los equipos con componentes más complejos que «deben renovarse, o al menos actualizarse cada cinco o siete años».
Estas recomendaciones, explica el doctor, se expresan en el Manual de Estándares y Recomendaciones para servicios de Imagen Radiológica, que a su vez ha sido realizada por la Agencia Estatal del Ministerio de Sanidad.
Reciclaje de utensilios y equipamiento médico
Si los equipos aún son útiles, explican los expertos, existe la posibilidad de enviarlos a países con pocos recursos. Esta opción no es rentable en equipos de grandes dimensiones (como el TAC) ya que el traslado es demasiado costoso. Si no, el reciclaje sigue siendo lo más óptimo. Según los responsables de la fundación medioambientales ECOASIMELEC, integrada dentro de la plataforma RECYCLIA, tal como afirman a ELMUNDO.es, los beneficios de reciclar estos aparatos son, entre otros: el aprovechamiento de materias primas, el ahorro de recursos naturales y energéticos y la gestión adecuada de residuos para minimizar los potenciales impactos sobre el medio ambiente. «De cada aparato de electromedicina, se aprovecha en ocasiones hasta un 96% del total de entrada en la planta de tratamiento», asegura.
Según los responsables de esta empresa, los aparatos médicos que se reciben con más frecuencia son equipos de TAC, resonancia magnética, aparatos de diálisis y pequeños aparatos como tensiómetros. «Al año, estamos gestionando más de 400 toneladas de residuos de electromedicina de todo tipo. Hasta agosto de 2012 se han tramitado ya 200 toneladas de estos residuos, gracias a la red de gestión de residuos electrónicos (RAEE) en toda España que cubre la recogida, el transporte, el almacenamiento y el tratamiento», concretan los expertos de esta fundación.
El trasvase de los aparatos del hospital a la fábrica de reciclaje se hace a través de empresas como ECOASIMELEC, quien en este caso concreto ha suscrito Acuerdos de Colaboración con la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (FENIN).
Explica esta fundación que desde el hospital, centro médico o empresa adherida a su fundaciones -o el agente que hayan autorizado a través de su plataforma web -puede solicitar los servicios de recogida y gestión de residuos de electromedicina al SIG (Sistema Integrado de Gestión) correspondiente, «que será quien se encargue de recoger los equipos y trasladarlos a una planta de reciclaje autorizada», afirman sus responsables.
Por otro lado, si fuera necesario por las dimensiones del aparato o la complejidad de su desinstalación, serán técnicos de la planta, según explican en RECILEC, quienes se desplacen al centro médico para realizar el desmontaje del equipo y trasladarlo a la planta con las medidas de seguridad pertinentes. «Los aparatos de gran envergadura requieren asimismo un desmontaje manual en la planta, previo a tratamiento en la línea de electromedicina», puntualizan.
Fuente: Beatriz G. Portalatín